viernes, noviembre 04, 2005

Día de Muertos

Aunque en mi país de origen (Chile) no existe la tradición de celebrar Halloween y esta celebración está recién en los últimos años empezando a colarse desde Estados Unidos, a mi me encanta, me parece divertida, entretenida y hasta positiva puesto que ayuda a los niños a no temerle tan atrozmente a la muerte, los monstruos, los esqueletos y otros del estilo.

Esta es la primera vez que me toca pasar la festividad del día de muertos en ciudad de México y pude presenciar como los mexicanos aún conservan sus ancestrales costumbres en estas fechas, claro que ahora algo mezcladas con las de Halloween.

La idea es más o menos esta, los Aztecas creían que una vez al año los muertos, sus ancestros, venían a la tierra y para esta fecha ellos hacían ofrendas generalmente consistentes en la comida favorita del muerto. Con le llegada de los Españoles a América esta tradición continuó haciéndola coincidir con la celebración Católica de el día de todos los Santos y de los Santos Difuntos (1 y 2 de Noviembre respectivamente). En México son el día de los muertos chiquitos (entiéndase los niños) y de los muertos grandes (los adultos).


En la actualidad se preparan altares donde ponen pan de muertos (un pan dulce con azúcar encima) velitas, un vaso de agua, adornos de papel (guirnaldas y unas especies de mantelitos individuales) fotografías de el o los muertos a quienes está dedicado el altar y calaveritas de chocolate, además de una flor de color amarillo intenso casi anaranjado que se llama cempasúchil. Flor que adorna por estos días buena parte del Paseo de la Reforma.

En los altares cada cosa tiene un significado, se pone un vaso de agua para que sacien la sed y representa el elemento agua, el pan es para que sacien el hambre y representa la tierra, las velas representan el fuego y generalmente se ponen en forma de cruz mostrando los puntos cardinales y los adornos en papel representan la alegría y al viento, en particular las guirnaldas de dos colores representan el vínculo entre la vida y la muerte, y como los muertos no se reflejan en los espejos se pone una foto para que ellos puedan recordar su imagen. La flor de cempasúchil es para que con su aroma ayude a los ancestros a encontrar las ofrendas. Y si el altar es para un niño también ponen juguetes.


La enorme mayoría de los comercios están adornados con imágenes de esqueletos vestidos con ropas tradicionales y los niños salen disfrazados a pedir “su calaverita” que sería el equivalente del “dulce o truco” de Halloween.


Yo estoy feliz, a mi realmente me encanta esta forma de acercarnos a al muerte de manera festiva, como un paso a otra cosa pero no como un final.

Mis hijos se disfrazaron de diablo y bruja y salieron con sus amigos (y las mamás detrás) a pedir su calaverita por el edificio donde vivimos, mi hija mayor quiso comprar un esqueleto inflable para adornar la casa y jugar, fue bautizado Anacleto y del colegio trajo a casa una manualidad hecha con sus manitas que es una calavera adornada con brillitos plateados, todos en la familia hemos jugado con Anacleto y en particular yo aproveché la oportunidad para recordar a mis muertos, aunque no les hice un altar.

1 comentario:

Olga Sotomayor Sánchez dijo...

Me parece genial todo lo que cuentas. Mi amiga mexicana me lo describe tal cual lo haces tu. El año pasado en la 24 Feria Internacional del Libro de Santiago, el invitado oficial era Mexico y habia una sala adornada como un altar de los que describes.
Yo por primera vez acompañé a un sobrino de Carlos disfrazado del hijo menos de Los Increibles, a pedir dulces. Fué una experiencia novedosa