miércoles, diciembre 13, 2006

A Contrapelo

Hace como año y medio cuando estaba recién llegada a México un amigo me preguntó si ya me había acostumbrado o si algo me resultaba a “contra pelo”.
En ese momento nada me resultaba complicado en demasía... no había nada que se me hiciera a “contra pelo”.

Pero entonces el tiempo pasó y por ahí las costumbres diferentes se empezaron a colar en mi casa que hasta cierto punto era un reducto de la cultura sureña (una mezcla de Chile y Argentina).

Hasta que un día cuando llamo a mi hija ella me responde “mande mamá” y yo me quedé de una pieza. Me sonó tan profundamente extraño, tan de otro siglo, me sentí como el conquistador europeo frente al humillado indígena que optaba por la sumisión y respondía al llamado con un “mande patrón” y la cabeza gacha.

Cuando logré recuperar el habla le pregunté a mi hija por qué me respondía “mande” si con un simple que, o un diga bastaba... y mi hija con carita de pena me dice que la maestra de su colegio le había dicho que se debía responder mande porque decir qué era de mala educación y era una forma irrespetuosa de contestar...

Cuando se me pasaron las ganas de irme al colegio y sacarle los ojos con una cuchara a la famosa maestra de mi hija pude decirle a esa pequeña enanita que aún no cumplía 5 años que lo que pasaba era que nosotros éramos de otro lugar y hablábamos diferente y por eso nosotros decíamos si, o diga, y estaba bien...

Obviamente fui al colegio a pedir que me explicaran porqué la falta de tino si ellos habían dicho en la primera entrevista que tuvimos que eran capaces de lidiar con una niña que venía de otro país y obviamente traería costumbres y hasta un acento diferente.

El tiempo ya pasó y el incidente quedó atrás, pero a mi si algo me resulta profundamente molesto es esa costumbre antidiluviana que tienen en México de responder “mande” si con un diga basta y el “que” no es mala educación ni falta de respeto...

El “mande” es lo que me sigue resultando a “contra pelo”.